Durante la mayor parte de nuestra vida continuamente estamos aprendiendo cosas nuevas. Un nuevo idioma, recetas de cocina, historia del Imperio inca, pero a la hora de la verdad, las personas olvidamos lo estudiado con facilidad. Mientras que unas personas al momento de un examen terminan olvidando la mayoría, hay otras que parecer recuerdan todo lo aprendido ¿Conoces a alguien así? No es que sea más inteligente, quizá… suelen retener información.
Teniendo nueva información podemos ser capaces de adaptarnos mejor al ambiente y a los cambios constantes propios de la sociedad actual. Si bien este proceso de aprendizaje es continuado a lo largo de todo el ciclo vital, es visible durante procesos de formación. Aquí es donde adquirimos la mayor parte de conocimientos generales y actitudes, que luego iremos aplicando, profundizando, contrastando y modificando a lo largo de la vida. En dicha formación es frecuente tener que memorizar gran cantidad de información en periodos relativamente cortos.
El cerebro puede retener lo aprendido por largos periodos y con mucha eficacia; sin embargo, no siempre podrás usar esta información con facilidad cuando la necesites. Si cuidas de tu cuerpo y mente, y estudias en un buen entorno, harás que tu cerebro sea más receptivo con la nueva información. A continuación, te daremos algunos trucos para la memoria a fin de recordar mejor y retener información:
Dividir el material en partes:
Podrás asimilar y retener información con más facilidad si la divides en partes pequeñas. En lugar de tratar de memorizar todo el capítulo del libro de texto, deberás concentrarte en una sección pequeña o una información importante.
Por ejemplo, si quieres recordar el vocabulario de una clase de lengua, no intentes memorizar más de 7 u 8 palabras a la vez.
O si vas a estudiar de un libro de texto, puede ser de utilidad que sigas la estructura del mismo. Los capítulos de estos libros suelen dividirse en secciones más breves que ofrecen una cantidad de información manejable. Concéntrate en entender y recordar una sección antes proseguir con la siguiente.
Cambiar de asignatura:
Puede ser de utilidad que alternemos entre diferentes asignaturas, así el cerebro dividirá la información con una mayor eficacia. Si alternas entre algunas que difieran mucho la una de la otra, es útil para evitar que el cerebro se quede atascado recordando demasiado sobre una. Por ejemplo, memoriza algunas palabras de vocabulario en inglés, luego estudia algunas reglas de química.
Dedica alrededor de 50 minutos a cada asignatura, luego descansa por unos 15 minutos antes de continuar con la siguiente.
Los descansos mejorarán tu productividad y te ayudarán a concentrarte.
Tomar apuntes:
Es importante anotar la información cuando escuches la clase o leas un texto. No anotes toda palabra que escuches o leas; en lugar de ello, resume los conceptos. Esto hará que tu cerebro asimile, resuma a los elementos más importantes y sobre todo pueda retener información.
Si es posible hazlo con un bolígrafo y un papel. Si escribes a mano, involucrará al cerebro de una manera diferente a la que funcionaría al escribir con un teclado. Asimismo, esto hará que te tomes un poco más de tiempo para reflexionar sobre lo que escribas. Si te gusta hacer garabatos mientras escribes, te ayudará a prestar atención y retener la información.
Autoevalúate:
Tómate descansos para rendir pruebas cuando estudies cada sección del material; puedes crear fichas, elaborando preguntas o solucionar ejercicios incluidos en el libro. Una manera de evaluarte seria hacerte preguntas básicas sobre el material conforme lo vayas revisando.
Si vas a estudiar con un amigo, podrán tomarse pruebas el uno al otro.
Evaluarte tú mismo será de utilidad para tener una noción más clara de lo que hayas entendido y hará que tu cerebro se esfuerce más para recordar y retener información.
Crea pistas para la memoria:
Una de las maneras más sencillas de recordar la información es crear asociaciones que la evoquen. Podrías usar siglas que te permitan recordar la información como “RNAVAIV” para los colores del arcoíris o juegos de palabras, o crear una imagen mental. La música también es un elemento sólido para recordar, así que puede ser de gran utilidad que asociemos la información con una melodía.
La pista que uses no tendrá que parecerles coherente a los demás sino a ti y lo mejor será crear una canción rara y específica posible.
Tómate un buen tiempo:
Si quieres crear recuerdos que perduren, necesitamos mucho tiempo para entender, asimilar y retener información. Tomémonos como mínimo un par de semanas para estudiar antes de un examen. Si lo hacemos a último minuto, esto no será tan útil para retener lo aprendido y nos hará sentir cansados, estresados y sobrecargados de información.
Duerme con la información en tu mente:
La mayoría de las personas requieren de 7 a 9 horas de sueño cada noche para desempeñarse lo mejor posible. Si duermes suficiente, te dará energía, te ayudará a concentrarte y será muy útil para aprender y recordar. El cerebro asimilará la información nueva mientras duermas, así notarás que entiendes mejor los conceptos difíciles luego de una siesta breve o una buena noche de descanso.
Busca un espacio de estudio cómodo:
Si no te sientes cómodo, tendrás dificultades para concentrarte en lo que estudies. Busca un lugar que esté ordenado, brinde privacidad, sea cómodo y tenga mucho espacio, y si tu lugar favorito no tiene una silla cómoda, puedes llevar un cojín.
Los espacios adecuados incluyen escritorios en el dormitorio, un área de estudio o un cubículo en la biblioteca o una mesa en una cafetería.
Estudia en un ambiente tranquilo:
Puedes tener muchas dificultades para concentrarte si hay mucho ruido en el entorno. Busca un área de estudio en la que no te distraigas con las conversaciones de las personas, los sonidos exteriores o la música de los demás. Si es posible, reproduce un poco de música de fondo tranquila y que no te distraiga, así encubrirás los ruidos molestos.
Si tienes que estudiar cerca de otras personas como familiares o compañeros indícales de antemano que necesitarás que te dejen tranquilo por un periodo determinado mientras estudias.
Verifica que haya suficiente luz:
Las luces tenues o parpadeantes pueden distraerte y causar dificultad para ver lo que estudiamos. Si vamos a estudiar durante el día, tendremos que elegir un lugar con mucha luz natural. Si lo hacemos por la noche o no tenemos acceso a una ventana con luz del sol, tendremos que elegir un área con una luz fluorescente de espectro total.
Aléjate de las distracciones:
Es común que las personas nos distraigamos mientras estudiamos si tenemos acceso rápido a redes sociales, juegos o algo que mirar. Tratemos de estudiar en una habitación sin televisión o por lo menos mantengámosla apagada. Si es posible, apaguemos nuestro celular o pongámoslo en modo avión a fin de reducir la tentación de navegar en las redes sociales.
No estudies en la cama:
Si estamos demasiado cómodos, la tentación de dormir podría abrumarnos. Si sentimos sueño, lo mejor podría ser que no estudiemos en sofás, ni sillones acogedores, ni nuestra propia cama. En lugar de ello, sentémonos frente a un escritorio o una mesa. Si asocias la cama con el estudio, esto también puede causarnos más dificultades para dormir por la noche.
Discusiones grupales:
Comparte con tus amigos lo que aprendiste, formando grupos de estudio en los que se podrán discutir diferentes contenidos para explicarse mutuamente aquellas ideas que no terminamos de comprender. Podemos recurrir a una reunión presencial o aprovechar las nuevas tecnologías para armar foros en Internet, grupos de Facebook o conversaciones de Skype o Zoom.
Lectura en altavoz:
Leer en voz alta implica que tu vista y tus oídos estén participando del proceso para aplicar los datos cuando sea necesario. Incluso podemos apelar a este método cuando estudiamos con otras personas, así todos concentran su atención al mismo tema.
Enseñar:
Cuando puedes explicarle a otro lo que aprendiste, significa que adquiriste ese conocimiento y difícilmente lo vas a olvidar, a menos que jamás vuelvas a repasarlo. Enseñar implica un proceso de aprendizaje profundo y convertirte en docente por un rato podría ayudarte más que estudiar encerrado en tu habitación.
Aprender de los errores:
Aunque no lo creas, equivocarse nos ayuda a incorporar un nuevo conocimiento y utilizarlo en el futuro. Entender cuál es el error y por qué lo cometimos es un proceso que requiere diversos mecanismos combinándose para evitar repetirlo posteriormente. Nuestra actitud hacia la equivocación predice cuánto podremos aprender de la misma. Así que no nos castiguemos cuando suceda porque así vamos a tener más chance de transformarlo en una lección que traerá ventajas en el futuro.