Si no te gusta leer, es porque no sabes qué leer

El hecho de que se diga que se tiene que fomentar la lectura hacia los niños es un concepto que no se ha discutido tanto como parece, ya que parece una obviedad el hecho de inculcar esta actividad en nuestros hijos. Sin embargo, al fomentar la lectura debemos entender que no se trata de una forma de imponer nuestras ideas hacia los más pequeños. Lo que se quiere decir con esto es que si un adulto ama un libro, no necesariamente un niño sacará el mismo provecho de esta obra. Este es el punto clave en el que se discute el hábito de lectura en niños, ya que una gran cantidad de ellos no tienen ningún agrado ni gusto al leer. La respuesta a esta problemática se encuentra en la duda de qué exactamente es lo que un niño quiere leer. Cuando una obra literaria se encasilla en limitantes, no todos tendrán la misma percepción sobre esta obra. Es por esto que al fomentar la lectura hay que buscar las lecturas que se acoplen a los gustos específicos y generales de cada lector. Lo mismo ocurre con cualquier tipo de arte. En este sentido (y ejemplificado lo que se explicó anteriormente) pondré el ejemplo de las películas en el cine, o los géneros musicales. El hecho de obligar a alguien a ver una película o escuchar una canción y hacer que a esa persona le guste, puede tener como resultado un rechazo absoluto hacia ese mundo artístico, porque a no todos les gusta una película de suspenso o a no todos les gusta el rock pesado. Lo mismo ocurre al querer fomentar la lectura. A no todos los estudiantes les va gustar una misma obra literaria, lo cual genera un contento por algunos y el rechazo por otros. El gran problema del sistema educativo en lo que concierne a la lectura es el hecho de obligar a alguien a leer algo que no le gustará necesariamente. Tomando en consideración esto, a continuación se mostrarán algunas recomendaciones que ayudarán a fomentar la lectura en los más pequeños, pero siempre bajo el primer parámetro (el cuál es el más importante): La lectura se basa en gustos personales, no en generalizaciones ridículas sobre lo que “obviamente gustará a alguien más”.

Dar el Ejemplo

Uno de los componentes más importantes que puede tener un niño para fomentar la lectura es guiado por medio a la observación, y esto no solo aplica en la lectura, sino en otras actividades también. Un niño por naturaleza es curioso, y esa curiosidad se ve impulsada por ver el comportamiento de los demás en base a una actividad específica (como lo que puede ser la lectura en este caso). Poniendo el ejemplo de un padre, si un niño ve a su padre leyendo se preguntará qué es lo que su progenitor está haciendo, y por medio a la duda encontrará nuevas herramientas que le hagan adentrase a un mundo como el de la lectura, y lo mismo pasa con los deportes y otras artes.

Crear Espacios

Muchas veces la soledad que implica el sacar un libro y ponerse a leer se ve enfrascada en actividades aburridas. Este es otro componente que limita la lectura y no permite que el hábito de la lectura en los niños crezca. Es por esto que si un niño no se siente cómodo con la lectura en un sentido de soledad y concentración, esto puede cambiar por medio a grupos de estudio en los cuales se pueda discutir sobre una obra específica. Algunos maestros no limitan a las lecturas asignadas hacia los estudiantes por medio a un simple control de lectura o una conversación entre dos personas sobre el texto, sino en actividades dinámicas que puedan explorar otros campos de las lecturas asignadas, como lo que podría ser una obra de teatro, una función de títeres o hasta un debate. Todas estas actividades crean un campo de exploración que hace que el niño o la niña se interesen por la lectura no solamente en el ejercicio de leer en sí, sino en mostrar un aspecto más práctico sobre estas lecturas.

Creación de Componentes Lectores

Existen dos percepciones de componentes lectores básicos: La del escritor, y la del lector.

La percepción del lector ya se ha hablado y discutido a lo largo de este blog, pero hay que entender que para las mentes más creativas se puede sentir algo limitante o enfrascado el hecho de solamente leer algo sin explorar otros ámbitos de la lectura, como lo que es la escritura. Luego de leer varias obras, es importante que el niño no dé por hecho las historias que ha leído como si ya estuviesen preestablecidas y no hay como cambiar nada al respecto, ya que su capacidad de creación en base a la creatividad puede establecer nuevas metas de interés para el niño que haga relacionar obras leídas con lo que él o ella proponga según su imaginación, sus gustos y sus ideas personales. El hábito de la lectura en los niños no debe establecerse en un ejercicio unidireccional, sino en todo el campo artístico que permite la lectura en sí, lo cual involucra también la creación de nuevas obras. Esto lo que hace es abrir el interés del niño o de la niña hacia nuevas perspectivas de lectura.

Ver a la Lectura Como una Elección

Para cerrar esta lista de consejos, se finalizará con lo mismo que se empezó por la importancia que esto implica y el énfasis que hay que establecer en este caso. El gusto por la lectura se adquiere, no se impone. La imposición de los padres hacia sus hijos por actividades como estas pueden tener un efecto contrario al esperado, ya que si a un niño o una niña no le gusta leer lo que se le estará imponiendo, en su mente ya existirá una puerta cerrada hacia el mundo de la lectura que difícilmente se podrá volver a abrir en su vida adulta por este sesgo que fue creado en la niñez. Es por esto que un buen ejercicio constante que se puede implementar hacia los niños para fomentar la lectura es llevarlos a la librería y dejarles varias veces que escojan el libro que desean que sus padres lo compren para que el decida que leer, con qué entretenerse y de qué modo ejercitar la comprensión lectora en sí. Este ejercicio se basa mucho en lo que es la constancia, ya que un padre no puede esperar que la primera vez que su hijo escoja un libro este escogerá el autor, género u obra que marque su vida y lo encamine hacia el mundo de la lectura. Este es un camino largo el cual puede llevar tiempo, más aun cuando el infante recién está entendiendo ciertas palabras o más difícil aun, cuando está aprendiendo a leer. Siempre es un buen momento para empezar, aunque la lectura en la niñez guarda mucha relación con la forma en la que una persona se llega a expresar o entiende el mundo en su vida más adulta, por lo que la lectura temprana tendrá un gran impacto positivo en la vida de quien haya ejercitado constantemente su comprensión lectora con anterioridad a los 26 años.

La lectura (como cualquier arte) es cuestión de gustos, la subjetividad de las obras y la relación de estas mismas con quien es el lector. De esta forma se crea un vínculo especial entre el ejercicio de leer, las obras mostradas y su componente enriquecedor para quien esté queriendo adentrase a este mundo. La complejidad de las lecturas puede incrementarse a lo largo de la vida del niño o niña, y esto lo que hace es facilitar el mundo académico de este individuo, haciendo más placentero tareas como leer tanto en el kínder, la primaria, la secundaria y la universidad. Esto no solo termina en esas etapas de la vida, ya que en el mundo laboral la comprensión lectora es extremadamente importante en todos los campos. Mientras más se ejercite la comprensión lectora, más enriquecedor será para el niño o niña en su futuro profesional o personal dependiendo de sus características únicas como seres humanos. Para algunos es más fácil el leer, mientras que para otros no tanto, pero es primordial saber que ejercicios como estos pueden mejorarse de modo que se alcance un alto nivel de comprensión lectora en este sentido.

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