Mis emociones cambian bruscamente ¿Cómo puedo controlarlas mejor?

Muchos hemos pasado de estar llenos de alegría a estar tristes en cuestión de segundos, o de tener nuestra motivación al máximo e ir al desgano de inmediato. Muchas veces la instabilidad emocional nos ocasiona sentir este tipo de sensaciones día a día. Pero esta constante variación en el estado de ánimo puede causar un riesgo para nuestra salud y bienestar mental. La inestabilidad emocional puede causar numerosas interferencias en el ritmo de vida diario de la persona, tanto a nivel personal, como social o laboral.

Existen muchísimas causas que pueden provocar cambios de humor repentinos. Algunos de estos cambios pueden deberse a factores externos, cambios hormonales o a ciertas afecciones o trastornos mentales de fondo. Algunas de estas causas incluyen:

  • Adolescencia.
  • Síndrome premenstrual (SPM).
  • Menopausia.
  • Trastornos de la conducta alimentaria.
  • Trastorno de la personalidad.

No obstante, existen casos en los que no es fácil determinar qué ha provocado un cambio de humor repentino. La aparición y control de emociones es un hecho tan variable y que se ve afectado por tantos factores que en muchas ocasiones resulta complicado saber concretar qué nos afectando.

Aunque habitualmente estos cambios de humor son adjudicados básicamente a las mujeres en su mayoría, a causa de los cambios hormonales o la menopausia. La verdad es que estos cambios pueden darse tanto en hombres como mujeres, de cualquier edad.

¿Qué son las emociones?

Las emociones son reacciones a las informaciones que recibimos en nuestra relación con el entorno. Nosotros reaccionaremos de una manera determinada ante una situación, pero no todas las personas reaccionan igual ante un mismo evento. El nivel de intensidad de nuestra emoción dependerá de cuánto creamos que va a afectar a nuestro bienestar ese acontecimiento. Las emociones son una respuesta compleja de nuestro organismo al entorno, cuyo objetivo es adaptarse a la situación actual. De esta manera evitamos un desequilibrio psicológico, y un trastorno psicológico o malestar.

Estas reacciones se dan en cuatro niveles:

  • Mental
  • Corporal
  • Conductual
  • Sentimental

Tipos de emociones y su función

Conocer la función que tienen las emociones nos ayudará a conocernos mejor a nosotros mismos. Tener un control de emociones de manera sana nos llevará a tomar decisiones más acertadas, ser flexibles cognitivamente y dirigir mejor nuestras vidas.

Voy a explicarte el significado de las emociones que se pueden decir que son las más comunes y que más afectan psicológicamente a nuestro bienestar:

Ira

Con la ira se dispara la adrenalina, haciendo que se acelere nuestro ritmo cardíaco y prepara nuestro sistema nervioso para el ataque o la huida. Vamos a notar más energía y tendremos todos nuestros sentidos en alerta, siendo así más conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor.

Miedo

En el miedo la hormona que se activa es la vasopresina. La amígdala, que se sitúa en el sistema límbico, es la que activa esta hormona. Esto hará que decidamos si tenemos que huir o enfrentar la situación o quedarnos paralizados. No es raro tener el rostro pálido o las manos frías en estas situaciones.

Con el miedo estaremos:

  • Con los sentidos alerta.
  • Ojos completamente abiertos con pupilas dilatadas.
  • Presión arterial aumentara.
  • La sangre irá principalmente a los músculos mayores (piernas).

Asco

Esta función nos ayuda a evitar la aceptación o ingesta de alimentos nocivos o en mal estado. No obstante, podemos manifestar esta emoción de rechazo hacia personas o lugares si los hemos percibido como dañinos o peligrosos para nuestro bienestar.

A diferencia del miedo, las manifestaciones que se activan con esta emoción están directamente encaminadas a evitar o alejarse de lo que ha provocado el asco.

Tristeza

La tristeza ayuda a adaptarnos ante una pérdida significativa. Esta puede ser personal, material o simbólica. Con la tristeza sentimos un descenso de la energía y, por tanto, de la actividad o las ganas de hacer cosas. No tenemos que confundir la tristeza con depresión. La tristeza es funcional y necesaria, la depresión en cambio, no.

¿Qué diferencia hay? Cuando nos sentimos tristes nos damos tiempo para analizar la situación, para reflexionar y para asimilar la pérdida. En una depresión se experimenta una incapacidad total o parcial para disfrutar de cualquier aspecto de la vida. Aunque la tristeza es una emoción negativa, es necesaria, y evitar este estado solamente prolongará el sufrimiento.

Felicidad

Su función es proporcionar a la persona serenidad y estabilidad en sus pensamientos. Experimentamos felicidad cuando vemos que es bueno para nuestro bienestar. Normalmente, sentimos esta emoción cuando alcanzamos una meta, obtenemos placer, estamos satisfechos o nos sentimos plenos. Físicamente sentimos un aumento de energía que nos motivará a conseguir nuevas metas.

¿Decido yo cómo controlar las emociones?

Hay varias teorías al respecto, algunos psicólogos creen que nosotros tenemos el control total sobre nuestras emociones, mientras que otros creen que no existe ninguna posibilidad de controlarlas. Pero ciertas investigaciones concluyen que la forma en que interpretas tus emociones puede cambiar la forma como las vives. La forma en que reacciones frente una emoción en concreto, condicionará cómo actúa sobre ti. Nuestro cuerpo o mente nos va a proporcionar la energía para reaccionar, pero cómo la usemos dependerá de nosotros. Hay gente que paga dinero y hace una fila de horas para subirse a una montaña rusa, mientras que otros no se subirían ni en sueños. Ambos sienten los mismos nervios, pero los interpretan de forma diferente: diversión frente terror.

A continuación, voy a ponerte un ejemplo, con diferentes reacciones:

Una persona que sufre ante la idea de hablar en público, porque interpreta sus nervios como algo negativo. Está dando a su cuerpo una señal para salir corriendo del lugar.

Una persona que siente emoción y ganas de hacerlo bien. Está dando a su cuerpo una señal para dar lo mejor, y probablemente tenga éxito en su exposición.

¿Qué pasa cuando nuestras emociones se descontrolan?

No podemos evitar sentir emociones, ellas están ahí porque tienen una función evolutiva, un sentido de supervivencia. Si nuestros antepasados no hubieran sentido la necesidad de tener luz para ver en la noche, probablemente el día de hoy, jamás hubiéramos conocido la luz eléctrica.

La amígdala es una parte del cerebro encargada de disparar las emociones. Es la que nos ayuda a seguir vivos al evitar situaciones, personas u objetos que ponen en peligro nuestra vida. Por eso es difícil tener control de emociones mediante la fuerza de voluntad el origen de nuestras emociones. Si lo hacemos, eso significaría anular esta respuesta para la que estamos programados genéticamente, ya que este tipo de respuesta emocional es muy necesaria.

Sin embargo, en algunas personas no está correctamente regulada y puede ocurrir que:

  • Se dispare en situaciones donde no existe una amenaza real, provocando la ansiedad.
  • Sea incapaz de desactivarse con el paso del tiempo, como en la depresión. Por algún motivo, el cerebro entra en modo de supervivencia y se queda anclado ahí.

Cuando la amígdala ha tomado el mando de nuestros actos, es demasiado tarde, porque una vez las emociones nos dominan, somos más que una bestia acorralada. Es por eso debemos aprender a actuar antes, tenemos que estar alerta para detectar aquellas señales que nos indican que vamos camino de no poder tener control de emociones. Esa va a ser la única forma en que seremos capaces de detener el proceso.

Claves para el control de emociones

Existen una serie de estrategias o pautas a seguir cuando percibimos que estamos experimentando menos estabilidad emocional. Estas pautas nos van a ayudar a gestionar nuestros cambios de humor una vez hayan aparecido y es probable que nuestro estado de ánimo en general mejore. A continuación, presento una serie de claves para tener control de emociones o evitar cambios de humor.

Establecer una serie de rutinas calmantes:

Nadie mejor que nosotros mismos para saber qué cosas nos relajan, calman o sosiegan y cuales nos pueden llegar a activarnos mucho más. Por eso es recomendable encontrar una serie de rutinas o lugares con los cuales podamos estabilizar nuestras emociones. Podemos escuchar música, salir a pasear o tomar una bebida caliente para serenar nuestro humor. Una vez identificada nuestra rutina ideal, debemos completarla cada vez que aparezca un cambio de humor. Poco a poco se convertirá en una especie de ritual que nos ayudará cada vez más.

Saber cuándo alejarse:

Ser consciente de cuándo nuestro estado de ánimo está interfiriendo en las interacciones con los demás es importante. Los cambios repentinos de humor suelen incrementarse con las discusiones. Es por eso que saber cuándo nuestras emociones pueden llegar a controlarnos es vital para interrumpir cualquier problema que sabemos de antemano que no podremos afrontar. Es recomendable alejarse unos momentos y volver cuando la mente esté más despejada y nuestro ánimo haya vuelto a la normalidad.

Pensar antes de hablar

Este punto se encuentra muy relacionado con el anterior. Otra clave fundamental es la de pensar por un momento antes de contestar a la otra persona movidos por nuestras emociones.

Descansar de vez en cuando

Una excelente opción es tomarnos unos momentos para descansar y calmar la inestabilidad emocional. Un cambio de lugar o espacio es útil para despejar nuestras ideas. Cuando las emociones nos invadan, es recomendable detenerse un momento, contar hasta diez y distraernos con cualquier otra cosa que nos ayude a relajarnos.

Hacer ejercicio

Realizar ejercicio aumenta los niveles de dopamina en sangre. Este neurotransmisor ejerce un papel esencial a la hora de regular nuestro estado de ánimo y hacernos sentir mejor. No es necesario realizar una gran cantidad de ejercicio al día. Con dar pequeños paseos de 30 minutos aproximadamente puede ayudarnos a manejar y contener las emociones negativas que pueden aparecer durante un episodio de cambios de humor.

Hablar con alguien de confianza:

Cuando no tenemos control de emociones, la angustia se apodera de nosotros puede ser de gran ayuda hablar con una persona de confianza. Manifestar nuestras preocupaciones y expresar nuestros sentimientos a alguien con quien podamos confiar hará que nos sintamos mejor. Eso va a calmar nuestros ánimos y hará que no nos sintamos solos ante estas situaciones. Pero si estos cambios aparecen de manera recurrente, lo más recomendable es acudir a un psicólogo o especialista del ámbito médico que nos pueda ayudar.

Podemos escribir

Escribir acerca de nuestros sentimientos puede servir de gran ayuda a la hora de desahogarnos. Podemos poner nuestras ideas en orden y ser conscientes acerca de qué circunstancias desencadenan o facilitan estos cambios que no ayudan a tener control de emociones. Además, registrando estos cambios diariamente podemos ser mucho más conscientes de nuestras fluctuaciones, sabremos qué las provoca o si existe algún patrón de comportamiento determinado. De esta manera nos será más fácil preverlas y, en la medida de la posible, evitarlas.

Saber qué nos provoca los cambios de humor

Aunque en muchas ocasiones no somos conscientes de los estímulos o hechos que nos alteran el estado de ánimo. Es aconsejable conocer que situaciones, temporadas o estímulos pueden ejercer un efecto sobre nuestro humor. Por ejemplo, si sabemos que durante el síndrome premenstrual pueden aparecer cambios bruscos de humor nos será algo más fácil manejarlos.

Solicita ayuda profesional:

A pesar de que estos cambios de humor son normales y pueden aparecer sin que estén asociados a ningún tipo de afección mental o emocional. Si estos cambios se dan de manera recurrente pueden interferir de manera seria en nuestro día a día. Los sentimientos de angustia pueden intensificarse, si no aprendemos a manejarlos y los cambios de humor pueden aparecer cada vez más a menudo. Por eso es importante buscar ayuda profesional y que un especialista en psicología nos guíe y ayude a gestionar estos altibajos.

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